La luna tras las rejas by marina Tena Tena

La luna tras las rejas by marina Tena Tena

autor:marina Tena Tena
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2020-07-18T10:05:50+00:00


Capítulo 15

LA LUZ DEL ATARDECER ILUMINA EL CASTILLO CON LOS OLORES DE LA SANGRE Y LA LAVA. Esperamos en pie, frente a la puerta de Mael. Detesto estar de pie y quieta, pero después de pasar días encerrada en una celda tan pequeña ni siquiera me parece tan malo. Y, cuando la puerta se abre, se me olvida hasta la más mínima molestia.

Mael viste un sayo verde musgo con bordados de plata. La tela parece tan suave que me cuesta contener mi mano para acariciarla. Lleva una capa ligera, del mismo negro que las alas de un cuervo. Hace que su piel parezca aún más blanca, pero no tiene el matiz rosado que la de Sin Sombra. Me recuerda al mármol en el que se cincelan las estatuas. En la oscuridad de sus ojos brillan todas las estrellas que contiene la noche.

—¿Estás bien?

—Sí —me apresuro a contestar intentando recobrar la compostura.

Alanna tiene una sonrisa casi invisible y hace una inclinación antes de irse.

—Feliz cumpleaños, Mael.

Mael también se inclina en respuesta. Su rostro se suaviza al mirarla y me pregunto si yo tengo la misma expresión cuando hablo con Guerrero. No tengo mucho tiempo para considerarlo antes de que Mael baje la cabeza con expresión avergonzada.

—Tengo que llevarte atada. Kandra ha insistido mucho.

—Lo sé. —Tenso los labios e inspiro para calmar todas las emociones que bullen en el estómago—. Y lo entiendo. Estoy lista.

Mael se mueve lento, como si la cadena pesara o la ofensa fuera para él, y no hacia mí. Ladeo la cabeza para que pueda llegar a mi cuello y evito pensar en lo que este gesto simboliza para mi gente: sometimiento o entrega. Las yemas de sus dedos apenas rozan mi piel para apartarme la trenza y todo mi cuerpo reacciona a su contacto. La plata quema, pero es su piel, su aliento, lo que de verdad me incendia. Contengo el aliento y él engancha la cadena. Su pulgar acaricia con suavidad la piel irritada bajo el collar.

—Lo siento.

—Deja de hacerlo.

No sé cuántas veces he repetido eso. Mael baja la frente como quien recibe una orden y juntos recorremos el pasillo hacia la sala del banquete. Hay voces y risas que salpican las paredes como un torrente de agua fresca que chapotea e inunda la sala. Pero todos los sonidos se congelan cuando entramos. Mi mirada se arrastra por el suelo, fija en mis pies descalzos. El silencio palpita con fuerza en mis oídos y solo escucho nuestros corazones, acompasados, y la forma en la que Mael inspira para hacer acopio de valor.

Sé la imagen que ofrecemos: una criatura débil pero salvaje domesticada por el chico de ojos de noche y piel de luna. Puede que las dudas sobre sí reconcoman a Mael, pero su imagen es sólida: tan alto y severo, tan lleno de fuerza y misterio. Y la parte más estúpida de mí misma se alegra de que en este momento le ayude a conseguir el respeto de todos aquellos que dudan de su liderazgo.

Las conversaciones vuelven.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.